¿Te animas a quedar con
Dios para charlar una vez a la semana? Pues esa es nuestra propuesta para todos
los jueves. Los cristianos sabemos que somos infinitamente amados por Dios, y
que nuestra obligación es corresponderle en la medida de lo posible. Y ahora Él
nos está llamando porque quiere hablar con nosotros, porque desea
nuestra compañía. Sólo nos pide que nos comprometamos con Él media hora de
nuestro tiempo a la semana. A cambio Él nos lo da todo.
¿Estamos respondiendo?
Pues sí. Y es de agradecer a todas aquellas personas que, generosamente, están
dispuestas a dar su tiempo al Señor. Pero todavía queda mucho. Todavía hay
muchos turnos en los que sólo está apuntada una persona, y yo me pregunto: ¿Qué
pasará si esa única persona se pone enferma, por ejemplo? ¿El Señor se quedará
sólo? Y es que no sólo nos pide oración, sino que también quiere compromiso.
¿Vale de algo que yo me acerque a rezar aunque no me haya apuntado a los turnos, a la hora que más me convenga? Pues indudablemente sí. Pero por supuesto tiene
mucho más valor que me comprometa a venir todos los jueves… aunque llueva…
aunque esté cansado… aunque no me apetezca. El Señor no sólo valora la oración
sino también el sacrificio. La oración con sacrificio realmente es la que sale
más profundo del corazón.
Sinceramente pienso que
todavía mucha más gente de la que lo ha hecho se puede comprometer con Dios. Os
animo a todos y cada uno de vosotros a hacerlo. A ti, que estás leyendo esta
entrada, te animo a que busques ese momento en el que sabes que vas a poder
estar todas las semanas delante del Santísimo Sacramento para tener una cita
con Él. Porque para mi gusto la oración personal ante el Santísimo es la más
rica y gratificante.